viernes, 15 de junio de 2018

Gustavo Petro quiere ser presidente de Colombia


Burló la muerte y el estigma para convertirse en el primer exguerrillero en llegar tan lejos en la búsqueda de la presidencia de Colombia. El ascenso de Gustavo Petro hace tambalear un siglo de gobiernos tradicionales.

De 58 años, el también exalcalde de Bogotá se medirá el domingo en un histórico balotaje contra el derechista Iván Duque. Su adversario parte como favorito con una ventaja de entre seis y quince puntos en los sondeos.

Este hombre de mediana estatura, que lleva lentes gruesos por la miopía, cuida su apariencia frente a las cámaras, aunque sin excesivo esmero. Cuando le habla a la multitud, desvanece su mentada timidez.

Petro recobró para la izquierda la plaza pública y el apoyo de un importante sector de jóvenes, tras el pacto de paz con la guerrilla de las FARC, cuya fallida y violenta lucha desacreditó por décadas a esta tendencia.

Si gana la presidencia “será porque la ciudadanía logró separarse del miedo que produce la guerra y la política del odio”, señaló a la Agence France-Presse.

Azotada por dictaduras militares en el siglo XX, Sudamérica ya conoció gobiernos a la cabeza de rebeldes que alguna vez validaron las armas, como Dilma Rousseff en Brasil o José Mujica en Uruguay.

Pero en una Colombia ensangrentada por medio siglo de conflicto ya en vías de extinción, el éxito electoral de Petro – cimentado en su oratoria – amenaza por primera vez con quebrantar un pasado de élites conservadoras y liberales.

Y quien encarna este fenómeno es un “populista radical” – a ojos de sus críticos – que militó en el disuelto M-19, un movimiento nacionalista de jóvenes de ciudad críticos del marxismo que asaltó el Palacio de Justicia (que resultó con 99 muertos en el ataque y la retoma militar) antes de deponer los fusiles y promover la Constitución liberal de 1991.